Ya puedo oler las vacaciones: ¡trabajo lo que queda de semana, cojo mi maleta y a mi ciudad! Soy tan felizzzzzz.
Mis vacaciones (dos semanas) coinciden casualmente con un mini cierre del gimnasio por reforma, por eso ayer hicimos una cena de despedida.
En un momento de la noche, nuestro líder entrenador nos comentaba que él únicamente come hasta que se sacia, algo que me parece muy sabio por su parte.
Pero esto es algo bastante reciente en su vida, continuó explicándonos, por cuando competía en Power Lifting, la categoría en la que participaba dependía de su peso corporal, como pasa en muchos deportes.
“Pero, ¿qué pasa cuando necesitas subir de peso para entrar en una categoría en la que tienes más posibilidades de ganar? Que te ves comiendo nueve veces al día. Pones el despertador a las 4 de la mañana, te levantas como un zombie y te bebes el batido de proteínas que habías dejado preparado en la mesita de noche. Llega un momento que ni saboreas la comida”.
Mientras yo disfrutaba comiendo mi pato asado, pensé que debía ser muy triste tener la comida por castigo. Comer sin ganas, simplemente porque te han dicho que “debes” comer, ya sea para adelgazar o engordar.
Esto es un caso extremo: comer nueve-diez veces al día, es una exageración, y se entiende que es ámbito deportivo profesional.
Pero lo cierto es que en muchas ocasiones, cuando creía en aquello de comer 5 ó 6 veces al día, he comido sin ganas y asqueada, pero eran las 11 de la mañana y hacía tres horas que había desayunado… que esclavitud.
¿Que opináis sobre el número de comidas? Habéis notado cambios en la sensación de hambre desde que seguís la dieta paleo?
Mientras sigo reflexionando sobre ello, aquí is dejo la receta del día. Sencilla de preparar y llena de sabor 🙂
- 4 tomates de ensalada, maduros
- 1 taza de tomates cherries.
- 4 zahahorias cortadas en láminas (por ejemplo).
- 2 huevos camperos
- 2-3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 pizca de sal
- Ponemos una cazuela a fuego lento con el aceite de oliva.
- Cortamos los tomates de ensalada y los cherries en cuadraditos y los ponemos en la olla con una pizca de sal.
- Mientras se van cociendo los tomates, pelamos las zanahorias y con una mandolina las cortamos en láminas.
- Con una espátula vamos aplastando los tomates para que suelten su jugo.
- Añadimos las zanahorias a la olla y dejamos cocer para que vayan mezclándose los sabores.
- Cuando veamos que las zanahorias están blandas y la salsa de tomate esté haciendo chop-chop, rompemos los huevos y los depositamos en la cazuela. No los soltéis desde mucha altura, lo suficiente para que no salpiquen y queden enteritos.
- Dejamos que se cuezan los huevos, y servimos
Espero que os guste la receta 😉
Laura says
Pero qué buena pinta tiene! yo le añadiría un boniato ahí también :____
Sobre las comidas, a mí me pasaba con el desayuno. No tenía hambre cuando me levantaba y me forzaban a desayunar. Igual que había que comer siempre a la misma hora para darle un rutina al cuerpo.
Qué pesadilla! ahora se agradece comer cuando se tiene hambre.
paleomoderna says
Holaaa Laura,
muy buena idea lo del boniato, lo incluiré la próxima vez que lo haga!
Yo también he desayunado toda mi vida nada más levantarme, no me fuese a dar un desmayo 😉
Lo normal es que sí tenga hambre, pero si no, no me fuerzo… Creo se aprecia mucho más la comida así
un saludo!
Martina says
Muy interesante la receta.
Mi pregunta es, ¿no añades ningún caldo de verduras, agua o algo así al principio para que los tomates no se “sofrian” en el aceite?
Gracias!! Un saludo 🙂
Vanessa Díez says
Hola Martina,
no le añado caldo al principio porque me gusta el saborcito que se le queda al sofreirlo con aceite, con un ligero sabor “asado”, más que cocido 🙂
Gracias a ti.
Un abrazo!