¿Qué tienen en común, las patatas, el pimientón y la berenjena, además de ser deliciosos? Pues que pertenecen a la familia de las solanáceas, junto con otras plantas como los tomates y los pimientos.
Aunque la mayoría de las personas no tienen problemas con las solanáceas, pueden ocasionar problemas a personas que tienen enfermedades autoinmunes o que sufren intolerancias a estas plantas.
¿Qué son las solanáceas (nightshades)?
La lista de las plantas solanáceas comestibles es bastante corta: patatas blancas (no los boniatos), berenjenas, tomates, pimientos… además de especias como el pimentón o la cayena (la pimienta negra es otra planta).
Sin embargo, la lista de solanáceas venenosas es bastante más larga: plantas como la belladona son extremadamente tóxicas para los humanos, pudiendo provocar incluso la muerte.
A pesar de la existencia de estas plantas venenosas dentro de la misma familia, lo cierto es que la mayoría de las solanáceas son inofensivas para la mayoría de las personas, siempre y cuando alguna enfermedad autoinmune que haya hecho estragos en el intestino y el sistema inmune de la persona.
Solanáceas y vitamina D
El consumo de solanáceas se relaciona con la artritis reumatoide y/o dolor en las articulaciones.
Pero lo cierto es que no hay pruebas irrefutables al respecto, ya que en nutrición no es fácil obtener resultados a corto plazo.
El doctor Norman F. Childers realizó diversas encuestas y encontró que en la mayoría de los casos, eliminar las solanáceas fue de gran ayuda. Pero este estudio estaba muy limitado, ya que no había grupo de control y se limitaba a preguntar a la gente: “¿qué comiste?”. No sé a ti, pero a mí no me parece extremadamente fiable.
A falta de evidencia fiable, ¿por qué se culpa entonces a las solánaceas de dolor, inflamación y problemas de autoinmunidad?
Una de las teorías tiene que ver con la síntesis de vitamina D.
Hay evidencias de que en animales, las solanáceas puede provocar todo tipo de dolores articulares y óseos, mayormente relacionados con la forma en la que el cuerpo de los animales procesa la vitamina D.
La vitamina D es crucial para la formación correcta de estructuras óseas, pero las solanáceas generan naturalmente moléculas (metabolitos) de una forma muy activa de Vitamina D (vitamina D3), que puede impedir el metabolismo del calcio en el cuerpo, haciendo que se formen depósitos de calcio en tejido blando (ligamentos, tendones, etc.) en lugar de en los huesos, como explican en este artículo.
Sin embargo, en los seres humanos, la vitamina D no se sintetiza de la misma manera que en otros mamíferos, por lo estos estudios tampoco parecen concluyentes.
Alcaloides y lectinas
Otros estudios atribuyen el peligro de las solanáceas a su contenido a su contenido en alcaloides, químicos parecidos a las drogas:
- Solaninas, en patatas.
- Nicotina, aunque las solanáceas no parecen ser tan adictivas como el tabaco.
- Capsaicina, el picante en los chiles.
y lectinas, que son glicoproteínas que recubren la piel de la planta.
Mientras la planta siga viva, estos compuestos actuarán como una especie de pesticida que protege la planta de plagas y depredadores: su consumo puede provocar espasmos musculares, dolores, inflamación, sensibilidad, agarrotamiento, etc…
Es decir, las solanáceas están diseñadas para ser tóxicas en general:
- las venenosas tienen tanta concentración de estos químicos que pueden ser mortales en los humanos.
- En las comestibles, estos alcaloides se encuentran en pequeñas cantidades y básicamente en hojas y tallos, que no solemos usar en la cocina.
Teniendo en cuenta esto y que un ser humano es de mayor tamaño que un pulgón, nuestro intestino, si está sano, debería poder lidiar con estas sustancias tóxicas sin problema.
Eso sí, no olvidemos que el trabajo de los alcaloides y lectinas cuando la planta está viva es “matar cosas” y en tu intestino, las victimas pueden ser las células de la pared intestinal.
En personas cuya salud intestinal ya se encuentran comprometida por una enfermedad auto inmune (enfermedad de chron, celiaquía, colitis ulcerosa, esclerosis,etc.), podría aumentar la permeabilidad del intestino (leaky gut), es decir, traspasarían la barrera intestinal hacía el organismo partículas y tóxicos que normalmente no deberían pasar.
Como consecuencia, se producirá una reacción inmunitaria por parte de nuestras defensas, lo último que desearía una persona que ya lídia con una enfermedad autoinmune.
En este estudio se muestra como los investigadores alimentaron con pieles de patata a roedores con la enfermedad del colon irritable, y observaron un incremento significativo de la inflamación del intestino.
Toxicidad vs. beneficios
Quiero enfatizar que todos estos riesgos son relevantes únicamente en el caso de tener intolerancia/sensibilidad a las solanáceas o personas cuya salud intestinal se ha visto perjudicada por alguna enfermedad, por lo que no te apresures a eliminarlas de tu dieta “por si acaso”.
De hecho, los mismos compuestos químicos que en algunas personas pueden provocar una reacción inmune puede traer beneficios a otras.
La capsaicina, en personas sanas funciona como un antiinflamatorio natural, uno de los grandes beneficios de consumir guindillas, por ejemplo.
Incluso los alcaloides en las solanáceas venenosas se usan en la droga antiespasmódica atropina: un poderoso veneno que se convierte en un poderoso remedio si se prepara correctamente, claro.
Además, la solanáceas contienen antioxidantes que ayudan a combatir radicales libres y estrés oxidativo.
En resumen, en personas sanas, el daño provocado por los alcaloides será neutro y en el mejor de los casos ser incluso beneficioso.
Conclusión
¿Deberías evitar las solanáceas? Si tienes una enfermedad autoinmune (sobre todo si es de tipo reumático o cualquier otra que te suponga dolor de articulaciones) probar eliminar durante 30 días las solanáceas no te hará daño y merece la pena intentarlo. Daño no te va a hacer y posiblemente te sorprenda la mejora.
Si tienes una ligera sensibilidad a las solanáceas, bastaría con reducir un poco su consumo y al menos reducir los químicos perjudiciales, preparando las plantas de forma adecuada:
- Pela las patatas (casi todos los alcaloides están en la piel).
- Evita comer tomates verdes o patatas planta a las que le hayan salido tallos. Cuanto menos madura la planta, mayor concentración de alcaloides.
- Cocina las solanáceas siempre, incluso los tomates si puedes), reducirás su contenido en alcaloides.
Como comentaba antes, si no tienen una enfermedad autoinmune o dolor crónico probablemente no notarás una gran mejoría. No hay problema en experimentar con uno mismo, pero no hay razón para seguir una dieta paleo estricta de más.
NOTA: Este artículo es una traducción libre de este de paleoleap, ya que algunos lectores me pidieron información en español 🙂
Gabriel says
Interesantísimo, menos mal que yo sepa , no tengo ninguno de esos problemas, me parecería un horror, no poder tomar gazpachito en verano, Hmmm..
besos
Vanessa Díez says
Menos mal, sí, porque yo sobrevivo todo el verano a base de gazpachos 😀
Que ricoooosssss!
Un abrazo!
Lansy Hairath says
Si te digo la de tiempo que no como tomates… es que ya ni lo sé xDD Mi gazpacho es de pepino y apio jajajaja
Mi marido (celíaco) tuvo que dejar de comer también porque le sentaban fatal, pero muy mal. En cambio las patatas las tolera mucho mejor. Yo sé que le hacen daño, porque escucho rugir sus tripas y sé cómo va al baño y tal xDD pero es muy cazurro él jaja
Yo he pecado con patatas y pimientos. Lo que noto que me hace más daño son los pimientos. Las patatas igual las tolero mejor la verdad, igual que mi marido.
Sí, como ves, me estoy revolucionando xDDD
Dobra says
El tomate también afecta a las hemorroides, así que el que renga ese problema que tenga cuidado, las bayas de goji creó que también son solanáceas así como el tabaco, de hecho en implantes dentales a los que fuman mucho no se los quieren hacer porque tienen miedo de que no se fije bien