A veces, viajar cuando sigues la dieta paleo, o una dieta sin gluten, puede suponer todo un retro, pero siempre hay alternativas, quédate conmigo para saber cómo lo conseguimos.
Arcos de la Frontera
La primera parada del viaje, fue este precioso pueblo gaditano.
Mi recomendación es que dejéis el coche a la entrada del pueblo. Me resultó curioso pero hay un tráfico tremendo por la zona antigua, calle estrechas por las que apenas hay un vehículo. Todo el mundo intenta llegar hasta la misma puerta de su casa/hotel, pero si hubiese tenido que hacer lo mismo, yo hubiese acabado dejando el coche aparcado y me hubiese ido llorando.
Vale, tal vez exagero un poco, pero aquí un ejemplo de calle:
Con respecto al alojamiento, hay muchas casas rurales que no están mal de precio y la atención es buenísima.
¿Qué ver?
Merece la pena pasear por sus calles estrechas y descubrir sus rincones.
Subiendo desde la cuesta de belén, llegarás a la Plaza del Cabildo, núcleo del casco histórico y aquí se encuentran el Ayuntamiento, la Basílica de Santa María de la Asunción, el Parador y el Castillo. Y si tienes suerte, puedes encontrar algún evento, como el concurso de cortadores de jamón que encontramos nosotros 🙂
En un extremo de la plaza encontrarás el Balcón de la peña, el mirador más famoso de la ciudad, que tiene unas vistas impresionantes del barranco y el río Guadalete a su paso por el municipio.
También son recomendables el mirador de San Agustín, el mirador de los Abades desde el que se puede ver el Barrio Bajo y el río cruzado por el Puente de Hierro.
¿Dónde comer?
Una amiga del pueblo nos recomendó comer ir a la “taberna de los jóvenes flamencos”, y pedir una ración de presa ibérica, aunque mientras estábamos sentados allí pasaron algún plato de rabo/cola de toro, que tenía una pinta estupenda.
Estaba muy bueno: presa ibérica con jamón y patatas al horno. Tremendo:
Además, pedimos la ensalada árabe de berenjenas asadas con tomate y aceitunas. Aunque a mi me basta con apartarlo del plato, traía un picatoste de pan gigante en el centro. ¡Cuidado los que tenéis ¡intolerancias!
Y hasta aquí la primera parada del viaje!