El quinto dĆa
SĆ, al quinto dĆa de mi Whole30, hubiera atracado la mĆ”quina de vending para Ā devorar Ā una de esas bolsas de conguitos que me miraban desde el otro lado del cristal. DespuĆ©s de un rato observando los bonitos y brillantes colores de un Twix, he pensado: “ĀæMe comerĆa un plato brĆ³coli cocido sin aceite ni sal?No?